Desconcertada
me hallo ante la reciente lectura del último libro de Elisabeth Strout, escritora que recibió el Premio Pulitzer por su novela Olivia
Kitteridge, una maestra infeliz de Nueva Inglaterra llevada a la pequeña
pantalla por la actriz Frances MacDormard en una serie de HBO y que conecta con
el libro que hoy comentamos al presentar también una madre endurecida y
frustrada, que si bien pertenece a otra clase social distinta de la madre que hoy nos ocupa (a veces se
presenta como pobre de solemnidad), también
se enfrenta a las limitaciones y dificultades que impone el vivir en un
pueblo en el que sus habitantes son personas cerradas y, en ocasiones, malintencionadas. Volviendo al libro objeto de
discusión, cuyo título es Me llamo Lucy Barton me inclino a pensar que es una obra menor de
la autora, aunque la crítica (para
mí muy exagerada en sus elogios) la califica de “historia única “, “una
obra fascinante que deja huella”. Las relaciones filio-maternales siempre son
un filón para un escritor y Strout (hay que reconocerle el mérito) desgrana de
una forma contenida y organizada, sin grandes aspavientos emocionales, el
encuentro después de muchos años entre una madre y una hija que recuperan el
tiempo perdido y se reconcilian con el pasado a través de las conversaciones
confidenciales que tienen en una
habitación de hospital, donde la
hija está ingresada.
Es una
novela íntima y a la vez global que,
ahondando en los detalles y las profundidades del alma humana, reflexiona sobre temas como el
clasismo y la pobreza, la persistencia del amor a pesar de las diferencias y la
dificultad de dejar atrás los orígenes.
Se puede leer, fluye rápido e
incita a reflexionar sobre cuestiones como la soledad, la importancia que la
infancia tiene en nuestras vidas, las relaciones de pareja, la maternidad y el
sentimiento de culpa. Si me ha defraudado un poco ha sido por las expectativas
que previamente me había forjado, pero merece darle una oportunidad y que
ustedes la disfruten. Os aconsejo que no
dejéis de leer sus otros libros, sobre todo Olivia Kitteridge.
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