jueves, 23 de marzo de 2017

La catedral, de Vicente Blasco Ibáñez




Este año Valencia conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Vicente Blasco Ibáñez. La Biblioteca Valenciana exhibe, con motivo de este hecho, la exposición Vicente Blasco Ibáñez. Un valenciano universal en el que refleja el carácter "maldito" del escritor y periodista durante las dictaduras del siglo XX en España y también su faceta de "ciudadano del mundo". Decenas de textos que escribió como periodista y libros tanto de su puño y letra como de su etapa como editor ponen de relieve que Blasco "lo abarca todo".
Hoy nos unimos a este homenaje con la lectura de una obra suya, La catedral,  que aunque tiene una trama simple y un desarrollo narrativo sencillo no es fácil de leer, ya que el autor utiliza a su protagonista Gabriel Luna para exponer su ideario político y social enzarzándose en discursos y arengas que en algunos episodios se hacen interminables.  El marcado anticlericalismo del autor y su fobia a la monarquía se hacen visibles en estas páginas junto con una descripción exhaustiva de la catedral de Toledo (la Giganta). El resumen es el siguiente: un activista político, debilitado y cercano a la muerte, busca en la catedral de Toledo un refugio tranquilo para pasar los últimos días de su vida. Como el mismo autor, el activista, Gabriel Luna, comparte las experiencias de un exilio en Francia y Estados Unidos, la pasión por la difusión de los valores republicanos y su actividad política clandestina que hacen inevitable asociar directamente su discurso con el de Blasco Ibáñez. El diálogo que mantiene con algunos clérigos y trabajadores de la iglesia, siempre sustentados en la experiencia del personaje y una retórica panfletista, son tan revolucionarios que acaban espoleando al personal a la rebeldía y a la insumisión, pero más impactantes son todavía algunas de las revelaciones de los sujetos de la catedral que acaban rechazando un falso discurso impuesto por la Iglesia.

jueves, 9 de marzo de 2017

Me llamo Lucy Burton, de Elizabeth Strout





Desconcertada me hallo ante la reciente lectura del último libro de Elisabeth Strout, escritora  que recibió el Premio Pulitzer por su novela Olivia Kitteridge, una maestra infeliz de Nueva Inglaterra llevada a la pequeña pantalla por la actriz Frances MacDormard en una serie de HBO y que conecta con el libro que hoy comentamos al presentar también una madre endurecida y frustrada, que si bien pertenece a otra clase social distinta de  la madre que hoy nos ocupa (a veces se presenta como pobre de solemnidad), también se enfrenta a las limitaciones y dificultades que impone el vivir en un pueblo en el que sus habitantes son personas cerradas y, en ocasiones,  malintencionadas. Volviendo al libro objeto de discusión,  cuyo título es Me llamo Lucy Barton me inclino a pensar que es una obra menor de la autora, aunque la crítica (para mí muy exagerada en sus elogios)  la califica de “historia única “, “una obra fascinante que deja huella”. Las relaciones filio-maternales siempre son un filón para un escritor y Strout (hay que reconocerle el mérito) desgrana de una forma contenida y organizada, sin grandes aspavientos emocionales, el encuentro después de muchos años entre una madre y una hija que recuperan el tiempo perdido y se reconcilian con el pasado a través de las conversaciones confidenciales que tienen en una habitación de hospital, donde la hija está ingresada.

Es una novela íntima y a la vez global que, ahondando en los detalles y las profundidades del alma humana, reflexiona sobre temas como el clasismo y la pobreza, la persistencia del amor a pesar de las diferencias y la dificultad de dejar atrás los orígenes.  Se puede leer, fluye rápido e incita a reflexionar sobre cuestiones como la soledad, la importancia que la infancia tiene en nuestras vidas, las relaciones de pareja, la maternidad y el sentimiento de culpa. Si me ha defraudado un poco ha sido por las expectativas que previamente me había forjado,  pero merece darle una oportunidad y que ustedes la disfruten. Os aconsejo que no dejéis de leer sus otros libros, sobre todo Olivia Kitteridge.