Actualizamos este blog con
una lectura que comentamos el día 2 de
noviembre. Aunque no asistí a la tertulia los participantes me dieron cumplida
información acerca de los que les pareció el libro. Esta novela la escribió
Marcela Serrano a los 38 años de edad, consagrándose como escritora, y se
publicó en 1991; en 1994 obtuvo el
Premio Sor Juana Inés de la Cruz, que sirvió para consolidar su carrera
literaria, y el Premio de la Feria del Libro de Guadalajara (México) a la mejor
novela hispanoamericana escrita por una mujer.
El libro narra la vida y
desventuras de cuatro mujeres chilenas que, a las puertas de la madurez y a
orillas de un lago, dan curso sin inhibiciones al relato apasionado de sus
historias personales. Situada en la reciente democracia chilena en 1990, Ana,
María, Isabel y Sara nos hablan de la realidad de las mujeres en la sociedad
del país.
Ana, la que queda más a la sombra
y la más estable, es la narradora en primera persona. A lo largo de la novela
va dando paso a diferentes historias en diferentes momentos. Cede su voz a sus
amigas y a otras mujeres. Sólo en algún momento se convierte en protagonista.
La que mayor protagonismo tiene en la historia es María, una “niña bien”
rebelde, compleja, inadaptada, con una gran carga psicológica en su proceder.
Pero también conoceremos la historia de Isabel, más tradicional, con cinco
hijos y la de Sara, una mujer que crece entre mujeres, lo que la marca y la
inclina a una lucha feminista.
Vidas marcadas a fuego por la
experiencia socialista durante el gobierno de Salvador Allende y el golpe
militar de 1973, pero también por la huella más íntima del amor y del dolor, el
desengaño y la compasión. Los hilos de estas biografías están entrelazados con
las vidas de otras mujeres —amigas, primas, hermanas—, planteando página a
página los dilemas de la sumisión, la infidelidad y el matrimonio, el trabajo y
el sexo.
Apagados el fragor de las utopías
y la explosión del feminismo, Marcela Serrano ilumina la relación hombre-mujer
desde una óptica femenina inédita y enfrenta sin concesiones los claroscuros de
la condición existencial de la mujer.
La autora
Marcela Serrano nació en Santiago
de Chile en 1951. Hija de la novelista Elisa Pérez Walker (Serrano en su
apellido de seudónimo) y del ensayista Horacio Serrano, es la cuarta de cinco
hermanas. Con dos de ellas vivió durante un año en París siendo estudiantes.
Ha estado siempre comprometida
con la realidad política de su país, siendo militante de la izquierda, y es
defensora de las reivindicaciones feministas porque, como ella misma afirma,
definirse feminista es definirse ser humano.
Tras el golpe militar de Augusto
Pinochet en 1973, se exilió en Roma y regresó a Chile en 1977, entrando en
contacto con grupos artísticos. Se licenció en grabado en la Universidad
Católica y trabajó en diversos ámbitos de las artes visuales, en especial en
instalaciones y acciones de arte como el Body Art, ganando un premio del Museo
de Bellas Artes por un trabajo acerca de las mujeres del sur de Chile. Fue
directora de la Escuela de Diseño de Santiago.
Marcela Serrano comenzó a
escribir en 1985, a raíz de una crisis personal. Figura destacada de la nueva
narrativa de América Latina, su nombre se asocia al llamado “boom” de las
narradoras latinoamericanas, entre las que se encuentran la también chilena
Isabel Allende, la cubana Zoé Valdés y la mexicana Ángeles Mastretta. La obra
de Marcela Serrano tiene como eje temático y preocupación central la condición
femenina, reflejando tanto su naturaleza como su insatisfacción y las
dificultades con que topa para llegar a su realización en un mundo patriarcal.
Su segunda novela, Para que no
me olvides (1993), alcanzó los primeros puestos de las listas de los libros
más leídos en Latinoamérica; obtuvo por ella el Premio Municipal de Santiago al
año siguiente.
En 1995 salió a la venta Antigua
vida mía, novela ambientada en la ciudad de Antigua (Guatemala) que fue
llevada al cine por el director argentino Héctor Olivera e interpretada por
Cecilia Roth y Ana Belén. Por esta obra recibió en el año 2000 la condecoración
Rafael Landívar, máxima distinción que otorga el municipio de Antigua a sus
hijos ilustres. El albergue de las mujeres tristes (1998) transcurre en
una residencia para mujeres con problemas en el sur de Chile. Nuestra Señora
de la Soledad (1999) es en cambio una intriga policial protagonizada
por una detective y una escritora cuyo marido ha desaparecido; el desarrollo del
relato, sin embargo, excede el género negro para convertirse en una verdadera
novela de aprendizaje.
En el año 2000 publicó un libro
de relatos cortos titulado Mundo raro, en los que abordó temas como el
aborto, la soledad y las miserias de la condición humana. Un año después quedó
finalista del Premio Planeta, el mejor dotado económicamente en lengua
española, con Lo que está en mi corazón, novela ambientada en el estado
mexicano de Chiapas (en el que se produjo la revuelta zapatista) y
protagonizada por una traductora que conoce el amor y toma conciencia de la
necesidad de la lucha política. Entre sus últimos títulos destacan Hasta
siempre, mujercitas (2004), La llorona (2008), Diez mujeres
(2011) y Dulce enemiga mía (2013), libro de relatos cortos. Y por último
La Novena, novela (2016).
Fuente: Club de lectura de La
Coruña