jueves, 28 de febrero de 2019

La mujer de la libreta roja, de Antoine Laurain



Seguimos actualizando el blog y lo hacemos con el libro que comentamos el día 24 de enero, La mujer de la libreta roja, del escritor francés Antoine Laurain.  Nacido en París a principios de los años setenta,  tras estudiar cine empezó su carrera dirigiendo cortos y escribiendo guiones. Su pasión por el arte lo llevó a trabajar como asistente de un anticuario en París, experiencia que inspiró su primera novela, Ailleurs si j’y suis, que obtuvo el Premio Drouot en 2007. Le chapeau de Mitterrand, que publicó en 2012, fue aclamada de forma unánime por la crítica y el público en Francia y obtuvo numerosos premios. La mujer de la libreta roja, su quinta novela, fue traducida a 18 idiomas. Posteriormente ha publicado  Rhapsodie française (2016) y Millésime 54 (2018).
En La mujer de la libreta roja el autor nos invita a realizar un paseo por París acompañando al protagonista Laurent Leteller, un antiguo banquero que abandona su profesión para abrir una librería. El hallazgo de un bolso de mujer en una papelera despierta en Laurent la curiosidad por conocer a su propietaria, ya que  el contenido del bolso le lleva a construir una imagen de ella que le atrae y le obsesiona, iniciando en solitario una labor detectivesca para descubrir su identidad. Este empeño le hace recorrer París, convirtiendo a la ciudad en una protagonista más de esta novela corta, de sencilla lectura pero con un cierto índice de sofisticación.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Trenes rigurosamente vigilados, de Bohumil Hrabal




Vamos con atraso, pero …¡vamos! Actualizamos el blog con el libro que comentamos el día 10 de enero: Trenes rigurosamente vigilados, del escritor checo Bohumil Habral. No es la novela más significativa de este autor pero sí la más célebre, al haber sido llevada a la gran pantalla por el director de cine Jiri Mezel, trabajo que mereció el Óscar a la mejor película extranjera el año 1966. Esta obra se aleja del estilo nebuloso que caracteriza las otras creaciones de este autor, respondiendo más a un tipo de literatura realista y comprometida y se convierte en un ejemplo de lo que muchos habían vivido con ocasión de la ocupación nazi en la II Guerra Mundial. La obra en sí es la ampliación de una narración suya, escrita en 1949, que se titulaba Leyenda de Caín que a su vez estaba inspirada en El extranjero de Albert Camus. En el relato asoma con fuerza el tema del suicidio –tema que preocupó constantemente a Hrabal como se deduce de alguna entrevista que le hicieron, e incluso se llegó a cuestionar si su muerte fue accidente o suicidio- pero en la novela el suicidio es sustituido por la muerte a manos del enemigo.

Los Trenes rigurosamente vigilados(1965) eran los convoyes en los que las tropas alemanas transportaban armas y munición. La acción se desarrolla en una pequeña estación ferroviaria situada en un pueblo ubicado en la frontera entre la antigua Checoslovaquia y Alemania en el año 1945. Su protagonista, Miloš, es un joven aspirante al puesto de factor del ferrocarril donde coincide con el titular de la plaza, Hubička, un tipo hedonista y mujeriego que al final demuestra que es algo más. Añadimos a los personajes el jefe de la estación, un colaboracionista obsesionado con las palomas y Máša, revisora de tren y novia del protagonista con la que vive su primera experiencia sexual, que resultará fallida. En varias ocasiones de la novela dice: “… me quedé mustio como un lirio”. Estilísticamente es una novela corta que mezcla toques oscuros de la situación histórica con la luminosa experiencia vital del día a día, desplegando un humor, negro en muchos momentos, ironía y comicidad en situaciones absurdas. Todo ello con el trasfondo trágico de la guerra demostrando lo absurdo de las contiendas que hacen enfrentarse a pueblos cuando sus mandatarios lo deciden.

Lo curioso del encuentro que tuvimos fue que los que habíamos visto la película comentamos más de ella que del libro, estableciendo un paralelismo entre la forma de plantear una situación en una y otro, así como buscando la explicación de por qué en su día causó tanto revuelo la proyección del filme. (En el año 1966 ver “un culo” con sellos en la gran pantalla era excepcional, como las constantes alusiones sexuales que hay en la película, que hoy en día no sorprenden).