La última lectura de este curso es La buena letra, de Rafael Chirbes, publicada en 1992. Se trata de una novela corta protagonizada por una mujer represaliada durante
la posguerra, “una voz de mujer que le devuelve el pasado al hijo que
quiere convertir la incómoda casa familiar en un solar”, según la describe el propio autor, al que le gusta “bromear”
diciendo que, en el fondo, era un libro contra el Decreto ley de
Ordenación y Medidas Económicas aprobado el 30 de abril de 1985 y
bautizado popularmente como ley Boyer, por el ministro de Economía de
Felipe González. Aquel decreto permitía, por una parte, transformar las
viviendas en locales comerciales independientemente de la calificación
que tuvieran en los planes urbanísticos; por otra, suprimía la prórroga
forzosa de los contratos de alquiler. “En 1991, poco antes de que se
publicara la novela apareció en EL PAÍS un artículo que hablaba de esa
ley”, cuenta Chirbes. “Lo escribió Isabel Vilallonga [entonces portavoz
de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid], y si lo lees ahora ves
cómo anunciaba todo lo que vino luego: subida de los precios, expulsión
de los pobres del centro de las ciudades, especulación” (El País, 2-3-2013).
Rafael Chirbes ha sido reconocido mucho antes en Alemania que en nuestro país, hasta la publicación de su novela Crematorio en 2007, un retrato de la especulación inmobiliaria que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica; su última obra, En la orilla, continúa el retrato de la España en crisis y ha recibido también el Premio Nacional de la Crítica 2014 y el Premio Nacional de Narrativa. Crematorio fue adaptada en 2011 como serie de televisión de 8 capítulos con Pepe Sancho como protagonista y cosechó excelentes críticas.