jueves, 19 de noviembre de 2015

Un saco de canicas, de Joseph Joffo


Las aventuras y desventuras de dos niños judíos que se ven obligados a abandonar París durante la ocupación nazi no nos dejan indiferentes, aunque la novela no tiene los tintes de desesperación, miedo y crueldad que tiñen las páginas de sus parientes “El niño del pijama de rayas” y “El diario de Ana Frank”, que tratan de la misma temática. Este libro nos descubre cómo la necesidad agudiza el ingenio y que los niños son más capaces de desenvolverse en situaciones adversas de lo que tradicionalmente y sobre todo en la actualidad (quizás sobreprotegidos en exceso) creíamos. 
A pesar de lo que pueda parecer, no es una historia triste, sino que tiene un final feliz a pesar de la guerra, ya que sus protagonistas han podido contarlo. Sin abundar en las miserias y despropósitos que conlleva una contienda de esta índole nos presenta el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial de una forma sesgada, desde los ojos de sus dos protagonistas, que al ser niños no perciben la tragedia en su dimensión global. 

Narrada en primera persona y autobiográfica, esta novela es esperanzadora en cuanto defiende que todo lo malo siempre acaba por terminar, no dura siempre. La obra tuvo su adaptación cinematográfica en 1975, dirigida por Jacques Doillon.

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